lunes, 16 de enero de 2012

Adaptaciones fisiológicas al entrenamiento I. A nivel óseo.


Hoy trataremos el tema de las adaptaciones que se producen en el sistema músculo-esquelético al entrenamiento y las adaptaciones del sistema neuromuscular.

Las adaptaciones que se producen a nivel músculo-esqueletico son tres: en el tejido óseo, en el tejido conectivo y en el tejido muscular.

Comenzaremos por las adaptaciones a nivel de tejido óseo:

El hueso es una estructura “VIVA”, que esta en continua remodelación, equilibrio entre osteoblastos y osteoclastos.
La carga mecánica hace que el hueso se deforme, lo que supone un estímulo para la formación de nuevo tejido óseo en dichas zonas. El hueso trabecular se adapta más rápidamente a los estímulos que el hueso cortical. La creación de nuevo hueso se produce, principalmente, en el periostio, aumentando el diámetro óseo.

Para provocar el crecimiento óseo, el estímulo debe superar la Distensión Esencial Mínima (DEM). Si el estímulo supera el DEM y se repite con frecuencia, los osteoblastos comenzarán su trabajo sobre la zona que recibe dicho estímulo, provocando una remodelación positiva (aumento del grosor del periostio).

En Ancianos: Una caminata a paso ligero, superará el DEM.
En Jóvenes: El estímulo ha de ser superior. Carrera, ejercicio con pesas.


El aumento del diámetro del hueso, mediante el depósito de nuevo tejido óseo en el periostio, permite distribuir la fuerza sobre una superficie mayor, disminuyendo la fuerza recibida por área de superficie. Si las cargas son excesivas y repetidas, los osteoblastos no tienen tiempo para la remodelación, por lo que se produce la consecuente pérdida de masa ósea.
Características a tener en cuenta:

  • Especificidad de la carga: Utilizar ejercicios que provoquen el crecimiento óseo en la zona requerida.
  • Selección de los ejercicios: Ejercicios de grandes grupos musculares, que dirigen la fuerza a través de la columna vertebral y permiten el desplazamiento de grandes cargas.
  • Progresión de la carga: se adapta a las cargas del entrenamiento, por lo que requiere de una adecuada progresión de ésta para favorecer el crecimiento óseo. Es necesario favorecer el crecimiento óseo entre los 25-35 años, (edad en la que se obtiene el pico máximo de masa ósea).
  • Efectos de la inmovilidad: El proceso de pérdida de masa ósea provocado por inmovilidad y la falta de actividad física es más rápido que los procesos de osteogénesis derivados del entrenamiento. Tan sólo con 3 horas diarias en bipedestación, se puede mantener la masa ósea en edades avanzadas.

Con esto terminamos la parte de la adaptación a nivel óseo, en la próxima entrada trataremos a nivel del tejido conectivo y a nivel del tejido muscular y para terminar la tercera entrada tratara sobre las adaptaciones a nivel del sistema neuromuscular.

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